Cuando la vida nos aprieta por todos lados y nos fuerza a tomar otro camino esa fue mi inicio como freelancer.

Tras una fea separación en Alemania, sola con un hijo sin ningun otra forma de vivir decidí volver a argentina, con las maletas y nada más. Comencé una vida nueva, con la suerte de retomar mi antiguo trabajo, me dediqué por completo a formar un nuevo hogar para mi hijo, pero tras poco más de un año y medio la situación, tal como le sucede a muchos padres solos, se convirtió en un malabarismo permanente, entre los horarios de trabajo, viajes, escuela y un hijo que necesita una madre presente.

La cabeza empieza a pensar en alternativas, pero siempre obviamente hay un diablito que nos susurra desde el hombro, con todas los preconceptos que llevamos grabados en el adn desde la cuna… no vas a poder pagar las cuentas, no vas a poder vivir sin un sueldo fijo, no podes, no podes, no podes !!!

Pero en el rompecabezas de la vida, las piezas se van ubicando solas, las constantes disputas de oficina, la presión del día a día, las corridas entre colectivos, tren, cortes de calle, tráfico, robos, etc. empezaron a mellar mi salud. Aunque pensándolo a la distancia fue gracias a mi mala salud de entonces que tras salir de estar en la guardia de un hospital y correr para llegar al trabajo, me encontré ensimismada en mis pensamientos durante una reunión de directivos, mientras un antiguo compañero de trabajo pretendía discutir conmigo, lo miré fijamente, me paré y les comuniqué a todos que renunciaba. Sin ninguna explicación tome mis cosas, no me despedí de nadie y fui a buscar a mi hijo a casa.

¡¡¡Parece la escena de una película mientras lo escribo, pero fue tal cual!!

Ahora me río… en menos de 24hs. pasé por todos los estados de ánimo existente… pero poco a poco acomodé las ideas y tracé un plan para hacerme conocer. Primero en la misma escuela de mi hijo, boca a boca, luego a los vecinos y conocidos. De a poco en menos de un mes ya tenía algunos clientes con trabajos chicos, todo iba tomando su lugar.

¡¡¡La historia no termina ahí!!!

Al año de estar trabajando por mi cuenta, una clienta me propone saldar parte de lo adeudado con una estadía en sus cabañas en las sierras de Córdoba, acepte solamente porque hacía tiempo que necesitaba un poco de descanso. Partimos a Traslasierra, un pequeño pueblito llamado Loma Bola. Enseguida me sentí como en casa, y como era de esperar, las piezas seguirían cayendo en su lugar, conversando con gente de la zona, me contaron de una escuela con el método Waldorf muy cerca de ahi, el mismo que mi hijo venia teniendo en Buenos Aires, para quienes no saben del tema no hay muchas en el país, obviamente la idea no tardó en llegar… Y porque no mudarme a la montaña, si de todas formas trabajaba desde casa y mi único requisito era tener una conexión a Internet, aunque no fuera la mejor.

¡¡Y si!!… adivinaron!! a los 7 días ya estaba instalada en una pequeña casa mudada hasta con perro y todo, parecía un milagro en sí mismo, conseguir vacante y casa en un solo día no creo que sea algo común.

Ya pasaron 11 años que trabajo con mi escritorio mirando a la sierra, rodeada de mis perros, gatos, gallinas y caballos, con un hijo ya mayor de edad y con el sueño intacto de construir mi casa muy pronto.

Con el pasar de los años he forjado una reputación en varios pueblos. Los clientes llegan recomendados por gente que ni conozco y de provincias que nunca conocí, como ven, pude salir adelante, aún contra el pronóstico de muchos excompañeros de oficina que apostaban a cuánto tiempo tardaría en volver.

Agradezco a Dios y la vida por todo lo que hasta ahora me dió.